¿Existe la memoria muscular? ¿Qué ocurre cuando estamos un tiempo sin entrenar, ya sea voluntariamente o de forma forzosa por una lesión, por ejemplo? En función del tipo de “descanso” de que se trate, analizamos qué podemos hacer para perder la menor cantidad posible de músculo.

Caso 1: Descanso voluntario

El caso más “sencillo” de gestionar es cuando nos tomamos el descanso de forma voluntaria, planificada. Por ejemplo, unas vacaciones de dos o tres semanas, que no supondrían un tiempo muy relevante ni de gran influencia en lo que vayamos a hacer. En todo caso, es recomendable que, durante dicho descanso, os mantengáis activos para no acumular mucha grasa. Sin embargo, os podéis olvidar sin problema de los entrenamientos con pesos, de llevar una dieta alta en proteínas…

Aprovechad el descanso para comer lo que os apetezca, comida sana, más frutas y verduras, bajar un poco del nivel de proteínas, aproximadamente a la mitad sería lo ideal. También es una buena oportunidad para desconectar de todo, incluida la dieta, y poder comer nuestros alimentos favoritos. Si lo hacemos durante dos o tres semanas, o incluso un poco más de tiempo, no va a suponernos ningún problema.

Caso 2: Descanso forzoso

Ahora bien, si nuestro descanso de los entrenamientos no es voluntario, sino forzoso, debido a una rotura de fibras, a una intervención quirúrgica o a motivos laborales, en este caso puede prolongarse durante meses o incluso más tiempo. ¿Cuál sería el sistema para que, al retomar el entrenamiento, hubiéramos perdido la menor masa muscular posible?

En la medida de lo posible, debemos intentar que nuestro reposo durante ese descanso forzoso sea un reposo activo. Si podemos andar, podremos dar alguna caminata. Si podemos hacer un poco de bicicleta estática, sería muy bueno hacerlo. En todo caso, en lo que primero que debemos centrarnos es en la dieta, en que el nivel de proteínas se mantenga lo suficientemente alto para empezar a regenerar ese tejido dañado y aumentar esa recuperación muscular para que sea lo más rápida posible.

Por otro lado, debemos seguir con nuestro estilo de vida culturista, es decir, comiendo cinco veces al día, suplementándonos con algún batido de proteínas, aminoácidos, vitaminas… Hay que procurar que no nos falte nada en la dieta, tanto en cuanto a comida como en cuanto a suplementos. De esta forma, aunque no estemos entrenando, nuestro músculo, nuestra masa muscular, nuestro sistema va a estar bien nutrido y bien alimentado y así va a ser mucho más fácil que, al volver a entrenar, podamos volver a ponernos fuertes en muy poco tiempo.

Caso 3: Retomar el deporte años después

Un caso muy especial que se nos puede plantear es el de una persona que ha estado años fuera del deporte. ¿Qué hacer en este caso? ¿Qué recuperación es posible tener? Se han dado ya casos de grandes culturistas que lo han dejado y han vuelto a la competición después de nueve años o incluso más, y han recuperado toda (o casi toda) la masa muscular que tenían en sus mejores tiempos.

Esto demuestra que el músculo sí tiene memoria. Así ha quedado más que patente con los casos de varios campeones que han estado así parados y que, en apenas cuatro o cinco meses, ya hemos podido verles con una masa muscular aceptable e, incluso, impresionante en muchos casos. ¿Cómo se consigue esto?

Al retomar el entrenamiento y retomar el estilo de vida culturista, nutrirnos y suplementarnos, la ganancia de músculo es muy rápida porque efectivamente la memoria muscular existe. De hecho, cuesta mucho menos volver a tener lo que ya se ha tenido que crear músculo nuevo. Muchísimo menos. Por tanto, la memoria muscular es un hecho.

En relación a ello, una pregunta recurrente es la relativa a, en estos casos de ganancia rápida, cuánto es grasa y cuánto, músculo. Si bien esto habría que analizarlo en cada caso concreto, el aumento de músculo es un aumento rápido pero también progresivo. No podemos aspirar a coger 10 kg. en un mes, porque no sería músculo. En ese punto nos daríamos cuenta de que estamos cogiendo grasa.

Lo ideal sería que, tras un descanso tan largo, combináramos ambas cosas: una actividad aeróbica y una dieta moderada en carbohidratos, moderada en grasas y alta en proteínas, junto con un entrenamiento intenso. Así, obtendremos dos beneficios: el primero, un aumento de masa muscular, y el segundo, volver a coger la forma física que teníamos, es decir, menos grasa corporal.

Una anécdota para terminar

Todo lo relatado anteriormente son los puntos más importantes e interesantes en lo que respecta a la memoria muscular. En todo caso, no se trata únicamente de teoría, sino que el propio Sergio García ha podido experimentarlo en primera persona.

Así, durante un año, dejó el culturismo para empezar a practicar otra disciplina deportiva: el boxeo. En ese tiempo, solo siguió practicando press de barra para mantener la pegada. Tras varios meses, decidió regresar al culturismo un mes de abril. A finales del mes de junio de ese mismo año, compitió en el Campeonato del Mundo de Culturismo y finalizó en tercer puesto.

De hecho, tras varios meses habiendo abandonado el culturismo, consiguió uno de los mejores estados de forma de toda su vida, incluso mejor que cuando lo había dejado meses atrás. ¿La conclusión? Si has practicado antes el culturismo y tienes ganas de volver, no lo dudes: hazlo. Si te entregas al 100%, tu cuerpo responderá y te sorprenderá muy positivamente.